Un pie en la tierra y un brazo en mi hombro,
Así vas a dar fe de tu presencia,
A decirme que tú nunca te partes ni en dos ni
en tres,
Que no eres el pan de la mesa, ni la sal que
se derrama.
Eres tú el nombre indivisible que me parte el
alma.
A mí, Hermana Mayor, siempre me gana la
palabra…