viernes, 28 de junio de 2013

Estas, hermana, ahogada y purificada.



Estas, hermana, ahogada y purificada.
Sometida a la apacible mirada de la señora que nos ha parido
Primero a ti, después a mí y luego a los dos.
Dueña de nuestra casa, de nuestro patio y sus laberintos.
Mortal como sus pasos, eterna como sus pisadas.

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